martes, noviembre 4, 2025
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La corrosión le pasa factura a Colombia: puertos y estructuras en riesgo de millonarias pérdidas

Colombia podría perder miles de millones por fallas en la infraestructura portuaria, porque la corrosión avanza más rápido que la inversión en mantenimiento, así lo dio a conocer Diego Jaramillo Porto, ingeniero civil y gerente técnico de la Cámara Colombiana de Cemento y Concreto (Procemco).

Según la entidad, en Colombia el verdadero desafío de las grandes estructuras como puentes, malecones o puertos no radica únicamente en su desarrollo, sino en el mantenimiento a lo largo del tiempo. Detrás de coloridos edificios, imponentes puertos y majestuosas estructuras patrimoniales, se libra una batalla silenciosa y costosa contra los elementos: corrosión, fisuras, desprendimientos y cierres que pueden paralizar industrias enteras.

Este problema, según el informe, se agrava en ambientes costeros, donde el clima salino, la brisa marina cargada de cloruros y la humedad constante aceleran el deterioro del concreto, comprometiendo la durabilidad de la infraestructura y, en consecuencia, la productividad de sectores clave de la economía nacional.

Con miles de kilómetros de línea costera en el Caribe y el Pacífico, el país no puede seguir ignorando las patologías en las estructuras de concreto. “No es solo un tema técnico reservado a ingenieros, sino un asunto de competitividad, seguridad y preservación del patrimonio que impacta directamente a las empresas que dependen de las exportaciones e importaciones que llegan y salen de los puertos”.

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Se pueden distinguir dos grandes tipos de patologías

Diego Jaramillo Porto, ingeniero civil y gerente técnico de la Cámara Colombiana de Cemento y Concreto (Procemco), explica que se pueden distinguir dos grandes tipos de patologías: las programadas, previsibles por desgaste natural, y las prematuras, resultado de malos diseños o construcciones.

“Construir bien y con durabilidad es un mandato; pero incluso con buenos diseños, las estructuras envejecen y el ambiente marino acelera los procesos de daño”, advierte Jaramillo.

Agrega que el gran reto en Colombia no radica en la falta de normas, sino en el déficit de calidad en la ejecución y en la ausencia de una cultura de mantenimiento. “Y cuando las patologías aparecen, reparar mal puede salir aún más caro”.

Pero el deterioro prematuro del concreto no es un problema exclusivo de Colombia, sino una carga global. Según estudios citados por la Asociación Nacional de Ingenieros de Corrosión (NACE), el costo mundial de la corrosión supera los US$2,5 billones anuales, equivalente aproximadamente al 3% o 4% del PIB global.

En países como Estados Unidos, los puentes viales representan un gasto anual de US$8.300 millones en costos directos por corrosión —incluyendo reparación, mantenimiento y reposición—. Además, los costos indirectos, como demoras, cierres y pérdida de productividad, pueden multiplicar por diez esa cifra.

Esto permite dimensionar la magnitud del problema en países tropicales y costeros como Colombia, donde la penetración de cloruros en el concreto ocurre con mayor rapidez, elevando exponencialmente el riesgo económico si no se realizan intervenciones a tiempo.

Lo cierto, y lo que pocos comprenden, es que una falla estructural en un muelle no solo implica un costo de reparación: puede paralizar las exportaciones de un departamento durante semanas, generando un efecto dominó devastador para la economía regional y nacional.

«Cuando hablamos de ambientes costeros, la química del mar no perdona: cloruros que afectan el acero, ciclos de humedecimiento y secado, procesos de fisuración, carbonatación, alteración del PH y fenómenos de corrosión. Si el concreto permite el ingreso de elementos agresivos, el problema se multiplica», explica Jaramillo Porto.

La solución —añade— debe partir de un diagnóstico de causas, no solo de síntomas. Es fundamental diseñar reparaciones con criterio técnico: emplear morteros y recubrimientos compatibles, sellos adecuados, sistemas catódicos (ánodos de sacrificio o protección catódica activa, según corresponda) y controlar el ingreso de cloruros mediante barreras o tratamientos de superficie.

Consciente de esta realidad, Procemco anunció que reunirá a toda la cadena de valor los días 12 y 13 de noviembre en Barranquilla, en el Seminario de Patologías de Estructuras de Concreto en Ambientes Costeros.

“Y es que, lo que habría que pensar, es que para un país que busca exportar más, atraer turismo y proteger su historia, el concreto no puede seguir siendo invisible hasta que tenga un problema. El mensaje para gerencias, CFOs y juntas directivas es claro: la durabilidad es estrategia, no un gasto menor. En la costa, donde la sal “escribe más rápido”, diagnosticar, presupuestar y mantener es la diferencia entre crecimiento sostenible y una factura que, tarde o temprano, siempre llega con intereses”, termina diciendo.

De Colprensa

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