jueves, noviembre 20, 2025
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La multiplicación de los panes en Cartagena: RCN vende cifras infladas y el alcalde las celebra sin sonrojarse

En plena resaca de las Fiestas de Independencia 2025, Noticias RCN Televisión presentó un informe que parece más un publirreportaje que una pieza periodística. Según el noticiero, las celebraciones dejaron 87 millones de dólares y un impacto económico cercano a los 328 mil millones de pesos, más de 500 mil visitantes y un supuesto fenómeno financiero en el que cada peso invertido se habría multiplicado por 26. El alcalde Dumek Turbay, por supuesto, no dudó en compartir la nota triunfalista como si fuera un documento técnico incontestable.

Pero aquí en Nación Costeña hacemos lo que corresponde: preguntamos de dónde salen esas cifras, qué estudio las respalda, qué institución certificó los datos y bajo qué metodología se obtuvieron. La respuesta es tan sencilla como alarmante: no existe ningún estudio oficial, académico o técnico que sustente esas afirmaciones. No hay informe del DANE, ni de la Cámara de Comercio, ni de Fedesarrollo, ni de ninguna universidad. La Secretaría de Hacienda tampoco ha publicado un estudio serio: no hay muestreo, no hay modelo económico, no hay trazabilidad. Es una narrativa económica sin sustento, un castillo de números lanzados al aire para sonar bien en televisión.

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Como diría Carl Sagan, “afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias”, y aquí no hay evidencias de ningún tipo. Las cifras de RCN, al ser repetidas sin verificación y amplificadas por el mandatario, funcionan más como un mecanismo de propaganda que como información verificable. Francis Bacon ya lo advirtió siglos atrás: “La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad”. Y en este caso, la “autoridad” es un presentador leyendo un libreto.

El problema no es el optimismo con el que se quieran presentar unas fiestas, sino la manipulación de la información pública. La Ley 1712 de 2014, Ley de Transparencia y Acceso a la Información, exige que todo dato suministrado por las instituciones sea veraz, completo y comprobable, y garantiza el derecho de los ciudadanos a conocer los soportes técnicos de cualquier afirmación relacionada con recursos públicos. Si la Alcaldía entregó cifras inventadas, estaría vulnerando esta norma. Y si un medio nacional las difunde sin verificación, estaría incumpliendo el principio esencial del periodismo: sustentar la verdad con hechos.

Los números tampoco cuadran en la realidad. Para que Cartagena hubiera recibido 87 millones de dólares en utilidades netas, la ciudad tendría que haber generado un movimiento económico comparable al de eventos internacionales masivos que cuentan con estudios robustos. Sin embargo, no existe evidencia de que más de medio millón de visitantes haya ingresado a la ciudad en seis días, ni hay registros hoteleros, aéreos o marítimos que lo demuestren. Tampoco existe un análisis de gasto promedio por turista, ni una medición sectorial, ni siquiera un informe preliminar que justifique la exuberancia de las cifras divulgadas por el noticiero.

Esta distorsión afecta directamente la realidad de los ciudadanos. Al presentar cifras infladas como verdades incuestionables, se impide evaluar si la inversión pública realmente generó el impacto prometido. Como recordó Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, “sin información no puede haber control, y sin control no puede haber democracia”. Cuando la prensa abandona su rol de vigilancia y se dedica a amplificar discursos oficiales, la ciudadanía pierde su principal herramienta para ejercer control social sobre los recursos públicos.

En Cartagena estamos cansados de que nos vendan humo disfrazado de progreso. Si las fiestas fueron exitosas, que lo demuestren con datos reales. Si hubo impacto económico, que se sustente con estudios verificables. Y si un medio nacional decide replicar cifras sin sustento, que tenga la honestidad de reconocer que está haciendo relaciones públicas políticas, no periodismo. George Orwell lo resumió de forma magistral: “El periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques; lo demás es relaciones públicas”.

En la ciudad donde nació el grito de independencia, también debería nacer el grito de la verdad. Porque, como dijo Eduardo Galeano, “la verdad no cambia según nuestra capacidad de digerirla”.

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