A pesar de los recientes anuncios de la Alcaldía Mayor de Cartagena sobre una inversión de más de 23 mil millones de pesos para limpiar 60 canales y drenajes en 52 barrios, hoy, 23 de octubre de 2024, los cartageneros siguen enfrentando las mismas problemáticas. Barrios como El Líbano, Alto bosque y Fredonia continúan con sus calles anegadas, mientras las soluciones prometidas no se han materializado.
Los residentes de estas zonas denuncian la presencia constante de aguas estancadas, que afectan la movilidad y la vida cotidiana. La Alcaldía y las entidades encargadas de ejecutar estas obras no han cumplido con los compromisos adquiridos, y la comunidad se siente abandonada ante la falta de acción.
Una promesa incumplida: la frustración de los ciudadanos
Aunque se anunció con entusiasmo el ambicioso plan de mitigación de inundaciones, la realidad en los barrios es otra. A medida que las lluvias continúan, los vecinos ven cómo las aguas pluviales se acumulan sin tener una salida clara, convirtiendo las calles en lagunas. La comunidad se pregunta, ¿dónde está la millonaria inversión?
La situación no solo afecta la infraestructura vial, sino que pone en riesgo la salud de los habitantes. El estancamiento de aguas pluviales fomenta la proliferación de mosquitos y aumenta el riesgo de enfermedades. La respuesta de las autoridades ha sido, hasta ahora, deficiente.
Alcaldía y Aguas de Cartagena: dos entidades responsables que no cumplen
Además de la Alcaldía, Aguas de Cartagena, la empresa encargada del sistema de alcantarillado, juega un papel crucial en esta crisis. Sin embargo, sus acciones también dejan mucho que desear. Anuncian cortes de agua potable para realizar trabajos de reparación de tuberías, pero los residentes siguen sin ver mejoras en el alcantarillado.
Por ejemplo, en los días que la empresa corta el servicio de agua, se supone que están trabajando para optimizar el sistema. No obstante, los vecinos no notan diferencias. Las mismas zonas siguen inundándose, los drenajes continúan obstruidos y las vías permanecen intransitables.
Falta de intervención y coordinación: el problema va más allá
No solo Aguas de Cartagena debe responder por esta situación. El Establecimiento Público Ambiental (EPA), encargado de la gestión de residuos y la preservación de los cuerpos de agua, también tiene su parte de responsabilidad. La acumulación de desechos en los canales es evidente, y la falta de intervenciones efectivas solo empeora la situación.
A pesar de las constantes denuncias de los ciudadanos, ni la EPA ni otras autoridades han actuado con contundencia. Este descuido no solo refleja la falta de compromiso, sino también la ausencia de una política coordinada que aborde la crisis desde diferentes frentes.
Es hora de que la Contraloría y la Procuraduría intervengan
Ante esta grave crisis, resulta indispensable que la Contraloría Distrital y la Procuraduría intervengan de manera inmediata. No se puede permitir que grandes sumas de dinero, como los más de 23 mil millones de pesos destinados a la limpieza de canales, se destinen sin resultados concretos. Es imprescindible que estas entidades investiguen cómo se han gestionado los recursos y por qué no se han resuelto los problemas estructurales de la ciudad.
Las licitaciones públicas adjudicadas deben estar bajo escrutinio. Los ciudadanos tienen derecho a saber por qué, después de tanta inversión, siguen soportando las mismas condiciones deplorables en sus barrios.
Sugerencias: William Dau denuncia a Aguas de Cartagena
Acciones urgentes y reales, no más discursos
La comunidad cartagenera ya no acepta más excusas ni promesas vacías. Las autoridades, tanto locales como regionales, deben coordinar un plan de acción integral y ejecutarlo de manera inmediata. Las inundaciones no pueden seguir siendo una constante en la vida de los ciudadanos.
Es el momento de dejar atrás los discursos vacíos y ofrecer respuestas tangibles. Los residentes de Cartagena merecen soluciones reales que pongan fin a años de promesas incumplidas y gestiones ineficaces. La ciudad no puede permitirse seguir sumida en el abandono.