El presidente Gustavo Petro salió en defensa del exministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, a quien calificó como inocente y víctima de extorsión, en medio de las investigaciones judiciales que rodean su nombre.
Petro afirmó que Bonilla es doctor en Economía y profesor de profesión, y aseguró que lo conoce desde hace años. Según el mandatario, el exministro no participó en actos de corrupción y enfrentó presiones externas que hoy lo convierten, a su juicio, en un “chivo expiatorio”.
El jefe de Estado sostuvo que no interfiere en la justicia y que serán las autoridades judiciales las que definan la responsabilidad penal. Sin embargo, aseguró que la cercanía política de Bonilla con sectores del uribismo durante su paso por el Ministerio representó una ingenuidad que terminó pasándole factura.
Petro afirmó que ordenó frenar cualquier tráfico de influencias de congresistas y que esa decisión lo llevó a expulsar a Olmedo López de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), a quien señaló directamente como corrupto.
El mandatario recordó que denunció públicamente los cupos parlamentarios de contratación, una práctica que, según dijo, se mantuvo durante gobiernos anteriores sin que la Fiscalía capturara a los responsables. En contraste, aseguró que durante su administración sí se produjeron judicializaciones tras desmontar ese esquema.
“Mi presidencia acabó con los cupos corruptos de parlamentarios en el presupuesto nacional”, enfatizó Petro, al insistir en que las detenciones actuales responden a su decisión de eliminar esa práctica y no a una selectividad judicial.
Las declaraciones se conocen en un momento de alta tensión política, mientras avanzan investigaciones que involucran a exfuncionarios del Gobierno y reavivan el debate sobre la responsabilidad política y penal en los escándalos de contratación estatal.
