El patrullero samario Ricardo Andrade ha encendido una polémica dentro de la Policía Nacional al denunciar acoso y persecución por sus publicaciones en redes sociales. Conocido por su enfoque humano y educativo en temas de seguridad, Andrade ha sido trasladado en múltiples ocasiones, lo que él considera una estrategia para silenciar su voz.
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A pesar de modificar su contenido y alejarse de temas institucionales, el patrullero afirma que las represalias continuaron, llevándolo de Santa Marta a Ciénaga y luego a San Andrés, alejándolo de su familia y seguidores. Su madre y esposa han alzado la voz, denunciando la difícil situación que atraviesa.
El caso ha generado un fuerte debate sobre la libertad de expresión dentro de la fuerza pública y la posibilidad de modernizar la comunicación institucional. Sus seguidores y colegas exigen respuestas sobre su futuro dentro de la institución y si podrá continuar con su labor sin represalias.
La Policía Nacional enfrenta una nueva controversia tras abrir una investigación disciplinaria contra el patrullero Ricardo Andrade, reconocido en redes sociales por promover la conciencia ciudadana. Su «falta»: simular un secuestro infantil —con consentimiento de los padres— para alertar sobre los riesgos que enfrentan los menores.
El video que incomodó a la institución
Andrade produjo un video actuado en el que simulaba el rapto de un niño vecino, con el único propósito de generar conciencia sobre la importancia de no dejar solos a los menores. La madre del menor autorizó el contenido. Aun así, la institución policial decidió abrirle una investigación alegando que podría haberse cometido un delito, ignorando el contexto pedagógico de la pieza audiovisual.
Familia y seguidores alzan la voz
Su madre, su hermana y vecinos protestaron públicamente con carteles, señalando que la institución lo castiga por no pertenecer a la “corrupción interna”. “Lo quieren sacar porque no es un policía torcido”, denunció su madre con firmeza.
Andrade rompió el silencio: “No quería hacer esto público, pero no me quieren ayudar. Tengo pruebas, todo está sustentado y la Policía las tiene”. También reveló que la persecución lo ha afectado emocional y económicamente.
Lo trasladaron a San Andrés como castigo
Como parte de la presión, la Policía lo trasladó a San Andrés, lejos de su ciudad de origen, en lo que la familia considera una estrategia de aislamiento para forzarlo a renunciar. Este
¿Un intento de silenciamiento?
La familia denunció que la Policía lo trasladó a una ciudad lejana como estrategia de presión para forzarlo a renunciar. Sus seguidores, indignados, exigen que se reevalúe el proceso y se respeten sus derechos.