‘Fosca’ es la primera novela de Inma Pelegrín, reconocida poeta española y ganadora de múltiples premios, que ahora suma uno más en la tercera edición del Premio Lumen de novela 2025.
‘Fosca’ es un inquietante thriller rural sobre la pérdida, la crueldad y el fin de la infancia ambientado en un mundo donde la ternura escasea y la violencia se multiplica.
La novela ganadora ha sido presentada bajo el seudónimo de María Millán y logró el triunfo en medio de una convocatoria a la cual se presentaron 402 manuscritos.
El Premio Lumen de novela está dotado con 30.000 euros y la publicación de la novela ganadora en todo el territorio de habla hispana, por lo que ‘Fosca’ estará a la venta en librerías el próximo 25 de septiembre.
El jurado, compuesto por las escritoras Ángeles González-Sinde, Elena Medel y Clara Obligado, la directora de la librería Rafael Alberti (Madrid), Lola Larumbe, y la directora literaria de Lumen, María Fasce, ha declarado ganadora la novela por mayoría.
En esta tercera edición se han recibido 402 manuscritos procedentes de Argentina (79), Colombia (40), Chile (16), España (192), Estados Unidos (12), México (46), Perú (6) y Uruguay (11).
En el acta, el jurado ha destacado:
«Un chico dotado de una sensibilidad especial debe aprender a defenderse en un entorno claustrofóbico y hostil donde sin embargo es posible la ternura.
El lenguaje es un personaje más en esta antinovela de iniciación con elementos de thriller rural y ecos que van de Ana María Matute a Jesús Carrasco. Una historia que se lee con los sentidos y el corazón».
Inma Pelegrín se licenció en Filosofía y Ciencias de la Educación y en Psicología. Es autora de los libros de poesía ‘Trapos sucios’ (2008), ‘Óxido’ (2008, Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego), ‘Universo improbable’ (2009), ‘Cuestión de horas’ (2012, Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez), ‘Error de cálculo’ (2016), ‘Todas direcciones’ (2020, Premio Internacional de Poesía Antonio Machado en Baeza) y ‘La teoría de las cosas’ (2022, Premio Jaén de Poesía). Asimismo, ha sido galardonada con el Premio Pulchrum de poesía 2020.
Forma parte de la asociación poética Espartaria, con quienes ha participado en las antologías ‘Diez de diez’ (poesía) y ‘La ciudad de los escudos’ (narrativa).
UN ABREBOCAS
Con autorización de la Editorial Lumen, este es un aparte del inicio de ‘Fosca’, la novela ganadora del Premio Lumen.
Todavía no se han callado los grillos y ya están cantando las chicharras. A pesar de lo temprano que es, chillan como si fuera mediodía. Es un ruido aburrido, tanto que a veces se te olvida que las estás escuchando y de pronto, no sabes por qué, te das cuenta de que las habías dejado de oír aunque no han parado ni un segundo de chirriar, entonces es como si subieran el volumen, todas a la vez. Como si crujieran dentro de tu cabeza.
Las oigo desde la cama. Mis hermanos duermen. Por suerte no han empezado todavía con el festival de peos. Todas las mañanas lo mismo. En cuanto se despiertan, empieza el concierto y cuanto más fuerte se escuchan los peos más asco me da y más lo disfrutan, retorciéndose en el colchón, apretando todo lo que pueden, que cualquier día se les darán la vuelta los culos como a las gallinas cuando se les atasca el huevo. Luego salen corriendo a mear a la calle en calzoncillos, haciéndose la zancadilla y dándose, unos a otros, empujones y castañetas en la picha.
Mejor me levanto ahora antes de que lo hagan estos tres y empiecen con sus mierdas. No quiero llevarme una colleja por estorbarles en su carrera hacia la tapia. Me ponen de muy mala leche y a ellos les gusta hacer todo lo que me encangrena. Su deporte favorito es verme jodido, a ser posible llorando. Mejor me voy con Madre a la cocina.
Esta noche no se movía una gota de aire. Padre salió a la calle a fumar un celtas y al final terminó el paquete. A mí me gusta sentarme en el poyete de la placeta cuando Padre no puede dormir. No hablamos de nada. Él sabe que estoy ahí pero es como si no me viera. Enciende un cigarro tras otro y mira, sin mirar, hacia la noche. Como viendo algo que nadie más puede ver.
Sombra vino a poner la cabeza sobre mis rodillas, a reclamar su ración de mimos nocturnos. Metió su cabeza bajo mis manos para hacerse sitio y la movió hacia los lados para autoacariciarse. Sombra siempre está conmigo. En cuanto escuchó que salía, aún no había puesto yo un pie en la calle, ya estaba pegada a mí. A mi pierna derecha. Me sigue a donde vaya excepto dentro de casa. Sombra tiene prohibida la entrada. Según Madre, es una guarrería. Las casas son para las personas y sólo para las personas.
Sombra tiene su hoyo frente a la placeta. Allí es donde duerme y pasa la siesta. Allí es donde se queda a esperar a que salga de la casa cuando estoy dentro. El hoyo le ayuda lo mismo para el calor que para el frío, allí se acurruca y espera pendiente de la puerta. Ella sabe que soy yo antes de que se abra. Si es otro el que va a salir, levanta la cabeza y empina la oreja, que tiene gacha, con desinterés, sin sollisparse. Si soy yo, antes de que pueda verme, antes de acabar de abrir la puerta, ha dado un salto y está en la baldosa meneando el rabo.