El inicio del papado de León XIV queda marcado por denuncias de encubrimiento de abusos
Ciudad del Vaticano, 8 de mayo de 2025. Apenas horas después de haber sido elegido como el nuevo sumo pontífice bajo el nombre de León XIV, el Papa Robert Francis Prevost enfrenta una grave controversia. Diversas voces han señalado que, durante su gestión como obispo en la ciudad de Chiclayo, Perú, habría actuado con omisión ante denuncias de abuso sexual cometidas por sacerdotes bajo su jurisdicción.
Tres mujeres afirman haber sido víctimas de abuso cuando eran menores de edad y aseguran que, pese a haber reportado los casos directamente al entonces obispo Prevost, no se tomaron las acciones correspondientes. En uno de los testimonios, se sostiene que incluso existió una confesión directa por parte de uno de los sacerdotes implicados. Aun así, los acusados continuaron desempeñando funciones religiosas activas.
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El reclamo de las víctimas gira en torno a la falta de respuesta institucional y al silencio prolongado en el proceso de justicia interna. Las denuncias, según relatan, fueron finalmente tramitadas solo tras la salida de Prevost de la diócesis, cuando su sucesor reactivó las investigaciones canónicas. Este aparente retraso es considerado por las afectadas como una forma de revictimización.
Además, se cuestiona que, pese al conocimiento de los hechos, no se haya brindado apoyo legal a las denunciantes, lo cual habría limitado sus posibilidades de justicia dentro de los procesos eclesiásticos. El caso ya fue evaluado por autoridades civiles peruanas, pero fue archivado por prescripción y falta de pruebas documentales, lo que deja un fuerte sabor de impunidad.
La llegada de León XIV al papado ha sido histórica, al ser el primer pontífice estadounidense y con ciudadanía peruana. Sin embargo, este escándalo plantea un comienzo turbulento para su pontificado y revive el debate sobre la transparencia y responsabilidad dentro de la Iglesia Católica.
Algunas figuras eclesiásticas y sociales han salido en defensa del nuevo Papa, asegurando que las acusaciones carecen de pruebas formales. Sin embargo, otras voces —principalmente de colectivos de víctimas— exigen que, en sus primeros 100 días como Papa, adopte medidas ejemplares. Estas incluirían la creación de una Comisión Global de la Verdad, una ley universal de tolerancia cero y un fondo internacional de reparaciones para las víctimas.
Más allá de las posturas encontradas, la presión internacional va en aumento. El nuevo pontífice tendrá que enfrentar uno de los mayores retos para su liderazgo espiritual: restaurar la credibilidad moral de una Iglesia aún sacudida por décadas de escándalos.
La comunidad católica, así como los observadores globales, estarán atentos a cómo se desenvuelve este capítulo inicial del pontificado de León XIV, un momento en el que los símbolos y las decisiones concretas pueden marcar el rumbo ético de la Iglesia en el siglo XXI.