Antes de hacer pública su alocución sobre el nuevo salario mínimo para 2026, el presidente Gustavo Petro salió al paso de las críticas y defendió el incremento salarial con argumentos económicos y políticos, al asegurar que el aumento del salario mínimo reduce el desempleo y no lo incrementa.
El mandatario afirmó que la evidencia estadística y econométrica contradijo el discurso tradicional del neoliberalismo, al sostener que, históricamente, cuando el salario mínimo subió, el desempleo bajó. Según Petro, esa relación desmonta lo que calificó como una “estafa ideológica” que, a su juicio, domina la enseñanza de la economía en el país.
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Petro también cuestionó duramente la formación académica en economía, al señalar que incluso en universidades públicas se desplazó el estudio de la economía científica para dar paso a modelos ideológicos orientados al mercado, los cuales —dijo— priorizan la ganancia sobre el bienestar social.
En su pronunciamiento, el presidente citó al economista Piero Sraffa para sostener que la inflación responde a una disputa por la distribución de la riqueza, y no exclusivamente a factores salariales. En esa línea, recalcó que los trabajadores generan la riqueza, una tesis que —según él— quedó demostrada durante la pandemia del COVID-19, cuando la economía dependió del trabajo esencial.
Petro también advirtió que su gobierno no permitirá que los empresarios trasladen el aumento salarial a los precios al consumidor, y aseguró que las ganancias empresariales deberán provenir de mayores ventas y mayor productividad, no del encarecimiento de bienes y servicios.


