Tradicionalmente, los presidentes de Colombia reciben el 7 de agosto, fecha que marca un nuevo año de mandato, en el Puente de Boyacá. Sin embargo, Gustavo Petro dio inicio a su último año de gobierno desde Leticia, en medio de una disputa fronteriza y la polarización política que ha caracterizado su mandato.
Desde la frontera sur del país, Petro asumió una postura firme frente a la controversia con Perú, generada por la aparición de una nueva isla que afectaría el acceso de Colombia al río Amazonas. Esto abre la puerta a nuevas tensiones diplomáticas.
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Además de este conflicto con Perú, el gobierno de Petro ha sostenido frecuentes disputas internacionales durante estos tres años. Con Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, por temas como migración, política ambiental e inversión; con Ecuador, por sus críticas a la elección de Daniel Noboa; con Israel, a raíz de la guerra en Gaza; y con Argentina, tras acusaciones cruzadas con el presidente Javier Milei.
Paralelamente a esta tensión fronteriza, movimientos de la oposición salieron a las calles en varias ciudades del país para expresar su respaldo al expresidente Álvaro Uribe Vélez, tras el fallo judicial en su contra. Las manifestaciones se hicieron sentir especialmente en Bogotá, Cali y Medellín, con pancartas, cánticos de “¡inocente!” y muestras de apoyo al senador Miguel Uribe Turbay.
El presidente Petro reaccionó con molestia a las marchas:
«Completamente negativo marchar contra una sentencia de un juez. Marchar contra la justicia, como nos endilgaban falsamente», expresó en su cuenta de X.
Estas manifestaciones reflejan la división política que ha marcado el mandato de Petro, con tensiones en instituciones como el Congreso y gobiernos locales, donde se reclama mayor articulación.
Según las encuestas más recientes, los colombianos expresan su preocupación por el manejo del orden público, la fallida paz total, el desempleo, la economía y el sistema de salud.
Con varios frentes abiertos, el gobierno entra en su último año con más interrogantes que respuestas. Aunque existen prioridades claras para el país, Petro parece concentrarse en conflictos diplomáticos, tensiones internas y su posible continuidad política, más que en ejecutar las reformas aún pendientes.
Colprensa