miércoles, octubre 15, 2025
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Solo el 38% de las mujeres rurales accede a servicios financieros formales en América Latina

En Colombia, el 44% de las mujeres rurales no tiene ingresos propios, según el DANE. En América Latina, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) calcula que solo el 38% de las mujeres rurales accede a servicios financieros formales, mientras que la FAO estima que si ellas tuvieran el mismo acceso que los hombres a los recursos, la productividad agrícola aumentaría hasta un 30%.

En el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales, el 15 de octubre, la Fundación WWB Colombia presentó el informe “Recomendaciones para lograr una mayor inclusión financiera de las mujeres en la ruralidad”, que se desprende de una investigación previa en la que participaron 258 mujeres del país.

En su investigación, la Fundación advierte que las barreras estructurales y culturales son igual de determinantes que las económicas. La sobrecarga del trabajo de cuidado no remunerado, los bajos niveles educativos, los estereotipos de género y los sesgos institucionales dificultan su acceso a los servicios financieros, incluso cuando estos existen en sus territorios. A ello se suman la falta de historial crediticio, los requisitos rígidos de las entidades financieras y una desconfianza persistente hacia las instituciones, reflejada en los testimonios de muchas mujeres rurales.

«Uno lo piensa mucho antes de sacar un crédito, porque si en algún momento no puede pagar la cuota, enseguida lo reportan en Datacrédito. Y eso queda ahí, como una marca. A veces simplemente no hay con qué cumplir», manifestó una mujer de Sevilla consultada para este informe.

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El documento también muestra cómo las condiciones territoriales, la pobreza extrema y la pertenencia étnica profundizan la exclusión: la pobreza extrema reduce la probabilidad de acceso financiero en cerca de 24%, y la condición afrocolombiana en un 11%. La dispersión geográfica, la falta de infraestructura bancaria y conectividad digital, y la escasa adaptación de los productos financieros a las realidades rurales completan el cuadro de desigualdad.

A esto se suma un déficit en educación financiera, que impide a las mujeres usar los servicios con calidad. No basta con abrir una cuenta o recibir un crédito: muchas no logran aprovecharlos plenamente por la baja alfabetización financiera y la falta de acompañamiento técnico. “La inclusión financiera puede potenciar sus capacidades, fortalecer sus emprendimientos y mejorar su calidad de vida. Es esencial un trabajo coordinado entre el sector público y privado, para diseñar políticas, productos y servicios financieros que respondan a las necesidades de las personas rurales, y en especial, a las mujeres en estos contextos”, afirmó Soraya Husain, directora de Investigación de la Fundación WWB Colombia.

Avanzar hacia la inclusión: recomendaciones

El Día Internacional de las Mujeres Rurales es una fecha establecida por la ONU en 2007, para reconocer su papel clave en la seguridad alimentaria, el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. El tema de este año es “Mujeres rurales en ascenso”, un homenaje y un llamado a la acción para que ellas avancen en sus medios de vida, liderazgo, derechos y resiliencia —como se establece en la Agenda de Acción Beijing+30. Iniciativas como el Año Internacional de las Mujeres Agricultoras en 2026, la Década Interamericana por los Derechos de Todas las Mujeres, Adolescentes y Niñas en Entornos Rurales (2024–2034), así como movimientos comunitarios en distintos lugares del mundo hacen parte de la agenda convocada para esta fecha.

En ese camino, el informe de la Fundación WWB Colombia, además de diagnosticar las brechas, plantea recomendaciones concretas para reducirlas:

Productos financieros con enfoque de género y territorialidad, que comprendan la realidad de las mujeres rurales, sus ciclos de ingresos, responsabilidades de cuidado y formas de organización comunitaria.

Educación financiera y digital para la autonomía, reconociendo que el acceso sin conocimiento no garantiza el uso efectivo. En muchas zonas rurales, las mujeres tienen teléfonos móviles, pero no saben cómo operar aplicaciones o plataformas bancarias.

Fortalecer las finanzas comunitarias, que tienen un gran valor entre las formas tradicionales de ahorro y crédito, como las cadenas de ahorro, fondos rotatorios o cooperativas rurales. Se propone reconocerlas e integrarlas.

Simplificar procesos y eliminar barreras estructurales para que más mujeres logren acceso a crédito y ahorro, reduciendo trámites y diseñando mecanismos alternativos de evaluación de riesgo.

Alianzas entre el Estado, el sistema financiero y las organizaciones rurales: una acción articulada entre el sector público, privado y social para crear un ecosistema de inclusión financiera con enfoque de género.

De Colprensa

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